domingo, 3 de febrero de 2008

Fundición San Francisco

CASO: FUNDICIÓN SAN FRANCISCO S.A. Cómo salimos entre todos de una crisis terminal?
Los comienzos de un ambicioso proyecto

El presente caso se refiere a una empresa PyME familiar que nace en la década del ‘60 la ciudad de San Francisco, Provincia de Córdoba, Argentina, y se dedica al rubro fundición de piezas.

El capital inicial se forma en virtud de la venta de una empresa de transportes, con cuyo fondeo adquieren un horno de fundición de arrabio de última generación, con el cual comienzan a producir piezas de muy buena calidad, de tal suerte que algunas empresas automovilísticas como Ford y Chevrolet, entre otras, adquieren con buen suceso lotes de prueba para sus autopartes.

El lugar donde está instalada la planta es por excelencia productor agrícola y existía una gran demanda de piezas para repuestos de tractores y otras maquinarias agrícolas.

Comenzaron con un equipo de 14 personas, incluido uno de los dueños para la fabricación; los otros dos dueños se dedicaron a la comercialización y ventas. Es de destacar que los tres dueños son hermanos, con edades entre 38 y 49 años: José Antonio, José Luis y José María Palante.

Desde sus comienzos concibieron al negocio no solamente desde el punto de vista comercial y productivo sino que dieron gran peso práctico y concreto a valores como “ la palabra”, “la honestidad”, o “el cumplimiento de los plazos de entrega”; siempre se consideró a los proveedores y a los empleados como socios, procurando aplicar el trato personal y cara a cara en los negocios.

Una visión y una cultura empresarial muy particular

Es común escuchar hoy día decir a los dueños: “cómo puedo vender a alguien que no conozco, y cómo alguien me puede comprar si no me conoce?...”. Se afianzó firmemente una cultura del trato personalizado con los clientes, los bancos y los proveedores, y desde siempre el personal estuvo informado del avance de la empresa en los momentos de bonanza y también en los otros.

Todos los días viernes a la noche participan de una cena de camaradería el personal y los dueños, donde al inicio (durante no más de 30 minutos) se comentan todas las novedades, tanto comerciales, productivas, etc. y además se comenta lo establecido como plan de acción para las semanas siguientes; posteriormente continúa la cena (asado criollo y empanadas) pero ya no se habla de trabajo, y se disfruta de una camaradería especial donde se incluyen rondas de chistes, y cantos folclóricos.

La empresa, que a los comienzos de 1989 contaba con 38 personas y fabricaba multiplicidad de piezas para clientes de todo el país, comienza en ese entonces a exportar algunos productos de autopartes al Mercosur.

Durante los años ‘90 la producción aumenta, y se va centrando en un menor número de piezas, con lo cual se adquiere el fino conocimiento de fabricación de elementos que deben pasar a través de rigurosos programas de calidad.

El horno nuevo y el horno viejo

En el año 1997 deciden renovar el viejo horno de fundición y comienzan a hacer gestiones personales con diferentes entidades crediticias y con los fabricantes a nivel MERCOSUR de esta nueva tecnología.

Luego de muchas visitas a diferentes fabricantes, deciden comprar un horno de última generación, totalmente eléctrico y que funciona controlado por computadoras. El monto total del equipamiento principal y accesorios hizo necesario gestionar su financiamiento.

Luego de recorrer varios Bancos y entidades crediticias, y del trato directo con el fabricante del horno eléctrico, lograron cerrar el siguiente trato: el fabricante decidió financiar el 50% del monto, mientras que el otro 50% lo financió el Banco de la Provincia de Córdoba.

Lo que sucedió con el horno viejo en desuso es digno de comentar: resulta ser que en afán de conseguir dinero fresco, hacen averiguaciones en el mercado nacional para vender ese horno a coke, que si bien no servía para la fabricación de autopartes delicada, sí servía para fabricar otro tipo de piezas que demandaban talleres locales y vecinales.

Es así que lo que les ofrecían por el viejo horno se puede resumir un pago simbólico por “hierro viejo o chatarra en cementerio”... “pero cómo podemos regalar así nuestro emblema histórico?”, dijo uno de sus dueños. Luego de largos debates, deciden formular un llamado a la comunidad, dando cuenta que la empresa Fundiciones San Francisco organizaría un grupo de jóvenes emprendedores de la industria de la fundición para lo cual facilitaron la instalación del horno a coke en un nuevo escenario empresarial, así como la capacitación para su uso, facilitando además al nuevo emprendimiento el contacto comercial con antiguos clientes locales.

Así fue que nació una nueva empresa PyME en la ciudad, y rápidamente con el impulso de sus mejores jóvenes (eligieron a los egresados de escuelas técnicas con mejores notas y más dinámicos) logró insertarse en el mercado local y regional. Una vez que esta nueva empresa comenzó a dar ganancias, acordaron el pago del antiguo horno en cómodas cuotas (así todos ganaron).
Se presenta la crisis
Durante el año 1999 comienza a disminuir el volumen de ventas, debido fundamentalmente a la disminución de la fabricación de automóviles, y la empresa comienza una articulación productiva orientada a diversificarse en mercados variados y pequeños; no obstante, la crisis se agudiza durante los años 2000 y 2001.

Desde comienzos del 2001, a la empresa se le hace imposible cumplir con las cuotas mensuales tanto al fabricante como al Banco, y es allí que antes de hablar con estas entidades llegan a un acuerdo social entre trabajadores y dueños, donde todos resignan ingresos hasta superar la crisis, con la condición que no haya ningún despedido.

Los sueldos se reducen casi un 40%, y los dueños, para paliar de alguna forma esta situación hacen alianzas con diferentes proveedores de comestibles y ropas a nivel mayorista, y ponen a disposición un camión de la empresa para que en forma periódica realice compras de insumos alimenticios y domésticos en la capital, y luego se distribuya entre todos los trabajadores, que de esta forma conseguían ahorros importantes respecto a los precios locales de los alimentos de primera necesidad y ropas.

También los dueños tomaron contacto con los proveedores dando cuenta de esta situación y es así que logran un financiamiento lo más largo posible, con el compromiso de la fidelidad de la relación comercial.

Cumplido esto, toman contacto directo con el fabricante del horno eléctrico y siendo conocida la reputación de la empresa como cumplidora, logra nuevos plazos financieros.

Con idénticos argumentos los dueños en persona tramitan una refinanciación ante el Banco de la Provincia de Córdoba, el cual responde favorablemente, luego de analizar los antecedentes y los planes comerciales y productivos de la empresa. No se requirieron garantías personales adicionales.

El objetivo siempre fue NO CERRAR LAS PUERTAS DE LA FABRICA, y ser sinceros con los acreedores, proveedores, los bancos, los clientes y el personal.

Esto fue muy valorado por todos estos actores, lo que sumado a las ganas de permanecer en el negocio aun a costa de grandes sacrificios, apuntaló un management agresivo y contundente, con cuyo concurso se logró el objetivo satisfactoriamente.

La recuperación

Hoy, enero de 2003, la empresa no solo volvió a los valores nominales de sueldos de su personal, sino que contrató 8 (ocho) nuevos agentes, ya que en este nuevo contexto donde la producción agrícola y la exportación están resurgiendo, activó el mercado local y nacional; también se están realizando contratos más que interesantes con empresas de autopartes en el MERCOSUR, particularmente en Brasil.

Hay una cosa que merece ser destacada del caso en cuestión: cuando por algún motivo algún proveedor, cliente o acreedor está de visita por la ciudad, ellos ofrecen sus propias casas particulares para que se hospeden, y les hacen sentir como en familia... “para que conozcan quiénes somos”, suelen decir, y no aceptan excusas para el alojamiento, o que nadie se atreva a pagar algo, ya que los consideran sus invitados de honor. Está demás decir que tienen en sus domicilios cómodas habitaciones con entrada y baños independientes y con todo el confort necesario.

Es común también que los negocios importantes los cierran los dueños personalmente, “cara a cara”, y nunca por correo electrónico o por teléfono, de cuyo uso abusivo consideran que es causa importante del fracaso de otras empresas competidoras que no conocen a sus clientes, y estos a su vez no conocen al productor.

No hay comentarios: