Más allá de los 12 trofeos conseguidos, en el trabajo en el Monumental lo ven más permeable y terrenal; su rol como conductor para potenciar rendimientos y generar afectos
6 de marzo de 2021. Juan
Patricio Balbi Vignolo. PARA LA NACION
“Nada bueno es agradable de poseer, sin amigos para compartirlo”. La frase del filósofo hispanorromano Séneca la utilizó Sandra Rossi, especialista en medicina del deporte y neurociencias que trabaja en River desde junio de 2014, en su última publicación en Instagram. Es el pie de una foto de los jugadores y el cuerpo técnico festejando la reciente Supercopa Argentina. Detrás de esa idea y de la festiva imagen se esconden muchas respuestas necesarias que explican parte del ciclo más exitoso de la historia del club de Núñez. “River es una familia”, repiten los jugadores. Los más veteranos y los más jóvenes. Todos coinciden: el clima de trabajo es ideal. Y la figura de Marcelo Gallardo ofrece ese liderazgo necesario dentro de los grupos humanos. Trabaja y exige al máximo, pero ahora también se permite más tiempo para disfrutar.
En la premiación en Santiago
del Estero se vieron instantes de euforia y felicidad poco comunes desde que
Gallardo es entrenador de River hace casi siete años. Los jugadores bañaron en
cerveza al Muñeco, que luego hizo lo propio con Nicolás De La Cruz y terminó
regresando a Buenos Aires con la camiseta debajo del saco. Germán Lux también
vació un vaso de cerveza en la cabeza de Matías Biscay. Hubo abrazos extensos,
sonrisas cómplices, chistes internos… alegría total. Pero todo tiene su límite:
la delegación retornó a la madrugada y a las 8 de la mañana el DT ya estaba con
Mariano Barnao, gerente de fútbol, en el River Camp de Ezeiza para ver a la
Reserva. Eso es Gallardo.
Más allá de las 12 coronas
logradas a partir de un trabajo consolidado para sostener un perfil y una idea
de juego, una de las mayores conquistas del cuerpo técnico millonario es haber
creado un clima de trabajo único. Ese famoso concepto de “familia” que los
jugadores repiten es real. La armonía general se observa y se percibe. Y
Gallardo es una especie de figura paternal que marca los límites. Impone
respeto, sostiene atribuciones y busca que todo su entorno esté siempre al
máximo nivel para no dar ventajas, pero también contiene, escucha y pretende
que todos estén cómodos. Desde el primero al último de los que están bajo su
órbita.
En la ámbito del trabajo de
River lo ven más permeable y terrenal. Sostiene el respeto y cuida las formas y
la distancia justa, pero, producto del paso del tiempo, está más suelto a todo
nivel, tanto con su grupo de trabajo más directo como con los jugadores. Claro,
día a día no hay una relajación como la que se pudo observar con la consagración
en Santiago. La autoridad y el respeto se mantienen. Pero es una persona
accesible y son habituales las charlas espontáneas con los jugadores al
finalizar los entrenamientos para tocar todo tipo de temas, ya sean
futbolísticos o emocionales. La puerta de su oficina se puede tocar sin temor.
Por ejemplo, en las últimas
semanas, con la llegada de los seis refuerzos, desde un primer momento buscó
que todos los más jóvenes tengan comodidad y confianza para sus primeros pasos
y que comprendan la magnitud que tiene ese lugar de privilegio. Para eso,
también recurre a los referentes: Leonardo Ponzio, Javier Pinola, Enzo Pérez,
Franco Armani, Germán Lux y Jonatan Maidana son figuras fundamentales para la
estructura humana del plantel. Líderes intachables que marcan el camino del
equipo.
Tan es así que en el tercer
gol del 5-0 a Racing, tras una gran jugada de Enzo Pérez, el Muñeco se fundió
en un abrazo con el volante central, que recientemente rechazó una oferta
millonaria de Turquía para seguir en Núñez. Instantes antes, Enzo se había acercado
al entrenador para comentarle que creía que le faltaba un jugador más al equipo
en el mediocampo. Minutos después, su pedido se desvaneció. Y todo terminó
entre risas.
“Somos un gran equipo y un grupo de personas
que convivimos de muy buena manera. Hay una buena energía y se nota. Nosotros
sentíamos que necesitábamos esta victoria y ese abrazo con Enzo es por todo lo
que representa para el equipo. Hizo una jugada espectacular, pero además hizo
un esfuerzo para quedarse y nosotros sentíamos que lo necesitábamos. Tiene una
actitud muy marcada de lo que es el equipo en cuanto a las formas. Y esta
victoria nos consuela después de lo que nos pasó en este año con esas posibilidades
que no concretamos. Es un mimo a todo el esfuerzo porque no es fácil sostenerte
en el tiempo”, explicó Gallardo en declaraciones televisivas.
A su vez, Maidana, quien
volvió tras irse en 2019 a México y ya es campeón de nuevo, también dejó su
reflexión: “River es una familia, es así. A lo largo de todo este tiempo
Marcelo ensambló un grupo importante y todos nos sentimos a la par. Eso es
fundamental para el desarrollo”. Pasaron dos años y todo sigue igual: la
energía positiva en Núñez continúa en aumento.
No queda todo ahí. A lo largo
de su ciclo, Gallardo ha sido un consejero para aquellos futbolistas con
oportunidades de emigrar. Ramiro Funes Mori, Lucas Alario, Sebastián Driussi,
Exequiel Palacios, Juanfer Quintero y Lucas Martínez Quarta son algunos de los
casos más resonantes. Con todos ha tenido conversaciones para conocer su deseo,
ver qué posibilidades hay de retenerlos o, en su defecto, orientarlos antes de
tomar una decisión. Su experiencia como futbolista le da herramientas
necesarias para opinar en situaciones que quizás ya vivió. Y con gran parte de
sus exdirigidos mantiene el contacto. Tan es así que, recientemente, confesó
que tiene charlas seguidas con Driussi para intentar concretar su retorno.
Con 20 títulos entre su etapa
de jugador (seis locales y dos internacionales) y entrenador (cinco locales y
siete internacionales), Gallardo está a dos de alcanzar a Ángel Labruna como el
máximo ganador absoluto de la historia de River. Pero su legado también va más
allá de la vitrina. Obsesivo y metódico, es el gran ideólogo de un equipo de
época y de un grupo humano armónico. Y ahora, por fuera de sus exigencias,
también se permite disfrutar un poco más y exponer un costado poco conocido de
su figura.
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