Daniel Santa Cruz. LA NACIÓN. 23
de mayo de 2020
"Utilizando una metáfora
médica podríamos decir que, esencialmente, lo que hemos hecho ha sido poner la
economía en un coma inducido hasta que la pandemia se haya controlado",
describió días atrás el reconocido economista Paul Krugman sobre la situación
que hoy vive el mundo. Y agregó: "Esto es algo tremendo, supone un shock
gigantesco y sin precedentes para la economía global".
Ese shock del que habla
Krugman se ve reflejado en los trabajos que se están perdiendo y que
posiblemente no se recuperarán. Según la OIT (Organización Internacional del
Trabajo) entre abril y junio se perderán 195 millones de empleos en el mundo.
Los sectores más afectados con
pérdidas de mano de obra son el hotelero, la alimentación, el gastronómico, el
inmobiliario, las actividades administrativas, las fábricas y los servicios de
reparación, los comercios, el área de los negocios y el sector artístico. Otra
mala noticia: la Argentina reúne el 41% de sus empleos dentro de este grupo de
riesgo, de acuerdo al informe de la OIT.
Muchos economistas y
especialistas, desde miradas disímiles sobre el manejo de la economía y la
producción, comparten las afirmaciones de Krugman. Algunos van más allá y
califican la situación de inédita, sin obviar las etapas de recesión, crisis
económicas y guerras. Señalan que, por primera vez desde la Revolución
Industrial, ocurrida dos siglos atrás, la humanidad paró la rueda de la
economía, que, aun con tropiezos, nunca había dejado de rodar.
Pero la rueda volverá a girar,
y acaso no falte mucho. El dilema que se presenta es saber cuántos trabajadores
y cuantas empresas se adaptarán a la nueva realidad y tendrán la capacidad de
subirse a ella a tiempo.
¿Qué pasará en los próximos
años? ¿Vamos hacia una nueva realidad en el mundo del trabajo? ¿Hacia una
profundización de la informalidad y la inequidad existente? ¿O la
exponencialidad de la tecnología generará una modernización que estaba
retrasada en la Argentina y así dará más oportunidades de trabajo?
Estas preguntas están
reflejadas en un relevamiento realizado el mes pasado por la consultora Grupo
de Estudios Futuro del Trabajo, titulado "El impacto del Covid-19 en el
futuro, en el trabajo y en la agenda pública".
Ese documento detalla las
distintas realidades del mercado laboral actual, convulsionado por la situación
general. Por ejemplo, las empresas de tecnología están creciendo a diario, con
nuevos protagonistas como Zoom y Slack . En particular, se constata un avance
de las empresas de comercio online . Hasta las más pequeñas tiendas están
ofreciendo algún sistema de envío a domicilio.
Pero este crecimiento de un
sector que, de a poco, ha empezado a contratar más gente, ¿compensará la
pérdida en otros? ¿Son transferibles las capacidades y habilidades? Esas
preguntas, hoy sin respuesta, abren desafíos inmediatos.
Empleos que se pierden
Una luz de alerta aparece en
la mencionada publicación: la falta de trabajo probablemente será más
permanente, en especial en tareas rutinarias y mecánicas que en la Argentina
todavía no se han modernizado. Esos empleos se están perdiendo a causa de la
pandemia y acaso no volverán, ya que posiblemente la tecnología los reemplace.
"Se perderán empleos por
el achicamiento de una determinada industria, por ejemplo en hotelería y
gastronomía, comercio minorista, transporte de larga distancia, industria
manufacturera, refinerías de petróleo y gas. También, por el reemplazo de
actividades consideradas de riesgo ante la pandemia. Por ejemplo, el uso del
remise crece porque el usuario puede llamar siempre al mismo chofer, en tanto
Uber y Cabify decrecen. Habrá playeros en estaciones de servicio reemplazados
por modalidades de autoservicio, y un aumento de los deliverys frente a la atención
de mostrador o mesas, por el cambio cultural fruto de la emergencia",
describe Santiago Frega, investigador de RIET (Red Internacional de Educación y
Trabajo).
Muchos trámites que ya estaban
disponibles en línea son ahora masivamente conocidos por la cuarentena.
"Habrá un reemplazo de atención al público por servicios en línea.
Principalmente, en bancos y agencias del Estado", señala Frega.
El descenso del consumo
generará una baja en algunas actividades: "Los kioscos de diarios,
golosinas y otros pequeños comercios se verán afectados y el trabajo asociado
también. Aun luego de la pandemia, se espera un descenso de personas en la
calle. Veremos menos salidas para ir al psicólogo, a tomar un café, a clases de
guitarra, a grupos de afinidades u otros", señala.
Más que pensar en trabajos,
hay que pensar en tareas. Así lo entiende Alejandro Melamed, director ejecutivo
de Humanize Consulting: "Lo importante será el valor que agrega cada uno.
Se dejará de demandar lo que tenga valor agregado nulo, aquello cuya ausencia
no generó impacto negativo. Y se revalorizará la tecnología, la salud, la
educación, la ciencia, la alimentación, la seguridad y todo aquello que se ha reconocido
como esencial. Hay que reeducar a mucha gente e incorporar nuevos saberes y
competencias".
Reconvertidos
Si menos gente va a la oficina
se presenta un efecto negativo: habrá menos gente en el microcentro consumiendo
en bares y restaurantes, menos viajes para los taxistas, para las apps como
Uber, para el transporte público . ¿Cómo reconvertir esos trabajos que se van a
perder?
"Esto sucederá",
señala Melamed. "Pero mucha más gente consumirá en sus casas, comprará a
distancia y podría trabajar para cualquier lugar del mundo. Es un proceso en el
que muchos deberán desaprender cosas para aprender otras diferentes".
Frega destaca que la
reconversión del empleo es una cuestión urgente. "Asistiremos a una etapa
de descentralización geográfica del empleo y del estudio, los dos principales
motores de movilidad. Y veremos un aumento del cuentapropismo, las cooperativas
y el intercambio directo de bienes y servicios", describe.
De a poco, se crearán nuevas
fuentes de trabajo: "Cabe esperar la creación de empleo en áreas de la
salud, la psicología social, la logística, la seguridad e higiene, la
producción de alimentos, pero también en la automatización de procesos, la
informática, la robótica, la inteligencia artificial, entre otros. Del mismo
modo, se anticipan nuevas modalidades de empleo para trabajos ya conocidos como
los servicios de cuidado de niños, atención psicológica, enseñanza particular,
enseñanza oficial. Áreas como la provisión de servicios culturales podrían
experimentar nuevos y múltiples formatos que ya empiezan a vislumbrarse".
El mundo del trabajo se mueve
al compás de los cambios globales de la matriz de producción en la llamada
sociedad del conocimiento, dice Luis Scasso, director de la Organización de
Estados Iberoamericanos (OEI). "Los estudios muestran el crecimiento de
los trabajos no rutinarios y el estancamiento de los rutinarios. La educación y
la formación cobran así un valor fundamental",
De pronto, todo cambió
Mientras que en 2017 solo el
11% de los trabajadores en la Argentina realizaban tareas a distancia, hoy el
80% de los encuestados reconocen estar bajo la modalidad de teletrabajo, según
el informe del Grupo de Estudio Futuro del Trabajo. El 67% lo hace en el ámbito
privado y el 33% en el sector público. En áreas tales como administración,
contabilidad y finanzas; educación e investigación; comercial, venta y
negocios; comunicación, relaciones institucionales o públicas; tecnología,
sistemas y telecomunicaciones; legales; recursos humanos y capacitación;
atención al cliente, call center y telemarketing; salud, enfermería y farmacia.
De ese 80%, el 60% quiere
seguir trabajando bajo esta modalidad, por una "mayor productividad"
y un ahorro de tiempo en los traslados. Sin embargo, seis de cada diez
encuestados sostienen que la presencia física es un aspecto clave en la
valoración de su trabajo.
Desde casa
La pandemia está generando
muchos cambios también en las organizaciones públicas y privadas. El home
office está obligando a las empresas a trabajar de forma diferente, a probar
distintas maneras de comunicarse con sus empleados, a descubrir líderes de
equipos y mantener la organización funcionando.
¿Será posible ser creativo y
productivo sin la cercanía física de los grupos de trabajo? ¿Los cargos
jerárquicos con personal a cargo podrán ser efectivos coordinando el trabajo de
los demás a distancia? ¿No ha resultado efectivo, hasta ahora, el trato
personal? Los profesionales que suelen trasladarse a distintas posiciones
regionales con un alto costo en viajes y hoy están haciendo su trabajo en sus
casas, ¿cómo seguirán? El jefe regional de ventas o marketing, por dar un
ejemplo, que viaje tres o cuatro veces al mes, ¿podrá seguir aportando valor
así, luego de que durante los meses de cuarentena hizo el mismo trabajo por
teleconferencia?
En la Argentina, en un
escenario caracterizado por la falta de experiencia previa y la ausencia de
infraestructuras sólidas, el home office plantea grandes desafíos. Por otro lado, el rol del
Estado en la economía se incrementará en lo inmediato, con paquetes económicos
de estímulos y ayuda. Lo mismo en los mercados de trabajo, en un intento de
fomentar el empleo.
"Esto debería hacerse no
solo entregando dinero a los individuos, sino también a las empresas,
principalmente las pequeñas y medianas, para que conserven a sus trabajadores.
Ya son visibles estas estrategias en los paquetes de estímulos en Estados
Unidos y en Europa", señala la investigación del Grupo de Estudio Futuro
del Trabajo.
El factor conectividad
"El Estado tiene un rol
central en la Argentina por varias razones. Principalmente, porque el 20% de
todo el empleo argentino es estatal, sin incluir monotributistas, que muchos
trabajan para el Estado", señala Frega. "El Estado puede y debe
liderar la mejora de la calidad del empleo con sus recursos y agentes".
El teletrabajo o home office
hace todavía más necesario, al igual que en el sector de educación, que el
Estado asegure buena conectividad a Internet para toda la sociedad. Esta crisis
demuestra -una vez más- que la conectividad es actualmente tan esencial y
estratégica para un país como el acceso a la electricidad.
Aumentar las posibilidades de
transmisión a través de banda ancha será esencial para que el teletrabajo se
pueda desarrollar de manera efectiva y para aumentar la productividad.
Imaginemos un día de semana al mediodía con cientos de miles de empleados
transmitiendo datos, archivos, imágenes y videos, todos a la vez; si colapsa el
servicio se generará una baja en la producción.
La educación, clave
Como ocurre tras cada hecho
que marca un cambio de época, la educación cumple un papel fundamental en la formación
ciudadana adecuada a los nuevos retos sociales. Pero hay que apuntalarla.
"El escenario
pospandemia estará signado por un aumento de la escasez y de la demanda de
capacidad laboral a mayor velocidad, lo que a su vez demandará mayor
flexibilidad en el formato escolar y universitario, y una mayor
especialización, y menor alcance, de los conocimientos enseñados", señala
Mariano Narodowsky, pedagogo e investigador. "La inteligencia artificial
puede aportar mayor focalización y entrenamiento mediante el control del
aprendizaje en tiempo real".
La pandemia ha puesto en mayor
evidencia la vulnerabilidad, señala Gabriel Sánchez Zinny, exministro de
educación bonaerense. "Los niveles de ingresos de las familias, la
educación formal de los padres, la calidad de los docentes en las escuelas más
pobres siempre han sido un determinante de la calidad de los aprendizajes. Pero
en esta época de pandemia eso se hace todavía más evidente, ya que además de
esos factores, la conectividad a Internet está definiendo quien tiene o no
acceso al conocimiento, acceso a los materiales virtuales, a la conexión más
directa con los docentes", sostiene.
"El final de la
secundaria puede ser un tiempo de empezar a elegir y de buscar direcciones,
pero no hay que apurarlo", dice Gustavo Iaies, especialista en educación.
"Hay que pensar una escuela que te garantice las bases para caminar en
proyectos propios. Porque incluso debemos pensar que probablemente sean varios
los proyectos que se elijan a lo largo de la vida; todo eso se podrá realizar
con bases sólidas, con aprendizajes que abran al resto del mundo del
conocimiento".
¿Cuánta especialización?
Narodowsky advierte: "El
problema es si en esa búsqueda de satisfacer una nueva demanda en un nuevo
escenario, la educación tiene que renunciar a su vocación universalista, la
idea de que todo el saber humano es para todos los seres humanos, a favor de
generar un mayor número de clusters (grupos) de especificidad en el
conocimiento, seguramente asociados al origen socioeconómico de los futuros
trabajadores".
Scasso destaca: "Queda el
desafío de mejorar la integración del sistema de formación profesional, para
que facilite el desarrollo de trayectos formativos cuyas acreditaciones sean
acumulativas y permitan a los jóvenes y trabajadores ir alcanzando mayores
niveles de formación y acreditación. Así se podrá proyectar una carrera
profesional en un contexto de cambio permanente".
Desde las empresas
Muchos se preguntan si las
empresas se beneficiarán con el ahorro de gastos que supone el home office .
"Yo creo que se redimensionarán. Hay que pensar en las inversiones en
infraestructura, cultura, procesos y capacidades para que sea realmente home
office y no solo working from home, como está sucediendo ahora. Tiene que ser
un proceso de inversiones optimizadas, en el que todos ganen", aclara
Melamed.
"Las empresas que saldrán
fortalecidas serán aquellas que cuenten con información precisa de otras transiciones
productivas ya ocurridas, que parecen del futuro pero son del presente",
dice Frega. "La buena noticia, en medio de la dificultad, es que esta
situación se presenta en medio de una transición productiva. Hoy contamos con
herramientas concretas que hace menos de diez años no teníamos".
Para Melamed, las empresas
deberán reinventarse. "Aquellas que piensen solamente en ganar plata no
creo que tengan relevancia en el mundo que viene".
El futuro se adelantó
Hace un par de años no
podíamos imaginar las condiciones de trabajo que tenemos en la actualidad.
Hablamos de trabajo freelance, home office, teletrabajo o working from home,
entre otras definiciones, y de semanas laborales de siete días o de tres,
porque hoy lo que prima es el rendimiento y no los horarios.
Además, este freno de la
economía productiva se está dando en medio de una revolución tecnológica. Eso
también acrecienta el miedo a que los robots se queden con nuestros puestos de
trabajo. Aunque suene exagerado, lo cierto es que está aumentando notablemente
la automatización en el trabajo, con hasta 50 millones de empleos adaptados
para la robotización.
Ya tenemos señales concretas
de lo que serán los comportamientos laborales habituales luego de la pandemia
del Covid-19 , que adelantó el futuro sin aviso. Y sin preguntarnos si
estábamos preparados.
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