Varias empresas y
organizaciones recurren a las visiones sobre el futuro para sus
planificaciones; la diferencia entre escritores y futuristas
Laura Marajofsky. 10 de
noviembre de 2019
La idea de que la ciencia
ficción como género ha servido para anticipar sucesos y dar forma a posibles
escenarios del futuro no es nueva. De hecho, se les suele dar crédito a autores
como H.G. Wells ( La Guerra de los Mundos) o incluso a series como Star Trek,
al decir que son expresiones capaces de predecir fenómenos y tecnologías.
Si bien esta selección, o
cherry picking, de sucesos de este género deja afuera todo lo que no cumple con
la premisa de haber acertado con predicciones, lo cierto es que, como dicen
muchos especialistas, tendemos a asumir que la ciencia ficción nos habla solo
sobre mundos futuros, cuando en realidad es un género más referido a nuestro
presente. Valga la conocida anécdota de que el hito literario del escritor
George Orwell, 1984, es en verdad sobre 1948, el año en el que el autor
concluyó la obra.
Lo que quizá sorprenda ahora
es el modo en que distintas organizaciones y empresas recurren a la ciencia
ficción para anticipar escenarios y asesorarse en materia de negocios. Utilizan
la ficción especulativa para inspirar cambios culturales, para motivar a los
empleados y hasta para vender productos. Empresas como Visa, Ford, Pepsi y Samsung
se suben a la movida del corporate visioning (pensar cómo se ve la compañía a
futuro). Pero ¿en qué consiste esta técnica?, ¿qué resultados es posibles
esperar?, ¿quiénes la desarrollan?
La tendencia viene desde hace
al menos un par de años, cuando algunas firmas como SciFutures empezaron a
ofrecer estos servicios. ¿Cómo serán los escenarios que los gobiernos o las
corporaciones deberán enfrentar en 2050? Crisis medioambiental, inestabilidad
geopolítica, avance corporativo sobre las libertades civiles y sociedades
vigiladas son algunos de los factores de panoramas próximos que muchos
escritores consideran, sean mundos completamente distópicos o no tan alejados
de la realidad que hoy nos toca vivir. Aunque según ejecutivos de la compañía,
la mayoría de los clientes prefieren finales felices en sus narrativas, los
desenlaces más pesimistas son aceptados cuando se propone, al menos, una
estrategia comercial o un plan de acción para intentar evitarlos. No es
sorprendente que una de las áreas desde las que más se demandan escenarios
apocalípticos es la de la actividad militar.
Muchas de estas consultoras
funcionan con redes de escritores de ciencia ficción, algunos más conocidos que
otros, que customizan relatos ya sea para ponencias, para hacer testeos de productos
o inclusive para motivar cambios organizacionales.
Por ejemplo, al escritor Tim
Maughan, autor de la novela Infinite Detail: A Novel, le encargaron pensar un
futuro con los diversos desafíos ambientales que se enfrentarán de acá a 30
años. Maughan cuenta en un artículo reciente de la revista de tecnocultura
Wired, que imaginó una serie de viñetas de cómo sería el viaje al trabajo de
distintas personas según la zona del planeta y las problemáticas climáticas
locales. En la hipótesis, algunos todavía siguen usando el transporte público,
otros van en bicicleta y otros tienen que caminar. ¿El cliente? Arup, una
empresa que hace consultoría y desarrollo para ciudades. A no confundir: las
ideas del autor están basadas en ficción y no en datos. Sin embargo, esto no
significa que carezcan de valor o de utilidad para sus clientes.
Diferentes usos
Cada compañía usa estos
insumos de distintas maneras. En algunos casos se trata de temas o
problemáticas que ya vienen investigando y respaldando con data dura en
sondeos; en otros casos, la estrategia se usa para hacer brainstorming y
testear posibles ideas y productos.
Una de las cosas que los
escritores suelen valorar más que la ganancia obtenida por estos trabajos -que
suelen hacer freelance para firmas como SciFutures- es poder influenciar en
distintos niveles a organizaciones. Así lo relataba Ken Liu, autor premiado de
la novela The Three-Body Problem al New Yorker: "El dinero [que se gana]
no es tanto, pero tenés la oportunidad de darle forma e impactar el desarrollo
de una tecnología que te importe y, como mínimo, a tu historia la va a leer
algún ejecutivo que puede decidir si invertir".
Entre las empresas que
recurrieron a la ciencia ficción hay casos bastante difundidos como el de Price
Waterhouse Cooper, que sacó una guía sobre el tema. También prestigiosas
revistas y publicaciones de negocios, como el Harvard Business Review, han
sacado notas sobre el tema, explicando por qué más líderes deberían usar la
ciencia ficción.
Las corporaciones no son las
únicas que buscan estas herramientas y metodologías. También se han filtrado a
los ámbitos estatales. Y hay think tank y ONG que recurren a ellas.
¿Cuán calificados están los
escritores de ciencia ficción para hacer consultoría en negocios o políticas
públicas? Eso es materia de discusión, pero es clave aclarar que la mayor
utilidad del sci-fi no es predictiva -nadie sería tan ingenuo de pensar eso o
de gastar miles de dólares y apostar todo a un relato ficcional-, sino que opera
como un dispositivo para dar perspectiva, reconnotar el mundo y explorar ideas
que de otra forma tal vez no se nos ocurrirían. Cuestionar las creencias y los
escenarios presentes es otra meta principal del corporate visioning con ciencia
ficción.
Debe diferenciarse a un
escritor de ciencia ficción de un futurista. La del futurismo es una rama en
avance, que se especializa en mirar hacia adelante y brindar asesoramiento, que
incluye expertos de otros campos como analistas estratégicos y de planificación
operativa y especialistas en big data, por citar algunos casos.
Futurista es alguien que
predice tendencias futuras, modos de operación y formas de ser. Por lo general,
los futuristas desarrollan sus predicciones con ventanas de 10 a 15 años en
adelante, empleando técnicas de planeamiento de escenarios, escaneo ambiental,
big data, método Delphi y otras tecnologías.
Existen muchas organizaciones
como The World Future Society o la Association of Professional Futurists que
vienen prestando estos servicios hace tiempo. Una distinción crucial es que
mientras los escritores del género de ciencia ficción se abocan al
worldbuilding (idear y construir mundos narrativos), los futuristas contemplan
toda una gama de disciplinas que toman datos duros para hacer proyecciones.
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