La tradicional confitería marplatense busca expandirse a
nivel local e internacional siguiendo los pasos de la marca de alfajores
Fueron nueve meses de negociaciones en estricto silencio. La
tradicional confitería marplatense Boston -reconocida por sus famosos
borrachitos, las medialunas y la pavita- fue adquirida por tres inversores (dos
hermanos argentinos y un austríaco) y planea una agresiva expansión. La meta -
aseguraron los nuevos dueños- es abrir 100 locales en los próximos cinco años,
entre la Argentina y otros mercados. La clave del negocio estará en el volumen.
Pablo Lotero, fundador y socio de 360 Group, compañía
especializada en telecomunicaciones en América latina, su hermano Juan Manuel,
propietario de Xocolata, cadena marplatense de panadería y pastelería compuesta
por cinco tiendas, y Carl Schönfeldt, a cargo de un fondo con inversiones
hidroeléctricas en Chile y Austria, desembolsaron $ 6 millones en concepto de
marca, además de hacerse cargo de las deudas de la empresa, y planean invertir
otros $ 120 millones de acá a 2021.
La imposibilidad de trasladar los costos a los precios de los
productos, sin bajar la calidad, dificultó la rentabilidad de la Boston en los
últimos tiempos. La empresa, fundada en 1958, era manejada por la segunda
generación familiar, a cargo de Osvaldo Amado. Al momento de concretarse la
operación, sus pasivos alcanzaban los $ 30 millones, de los cuales $ 10
millones eran deudas con el fisco.
Los precios de los productos de la confitería entre marzo y
noviembre (cuando se concretó la venta) aumentaron sólo un 15%, mientras que la
inflación fue mayor en ese período. "Dentro de las propuestas que
recibimos estaba la de la Boston y nos llamó la atención la penetración del
producto y su calidad. Vimos que había potencial para llevar la marca a todo el
país, a Latinoamérica y Europa. Si bien la industria gastronómica está en un
momento complejo para nosotros es un tema de escala, lo que permitirá abaratar
costos", dijo a este medio Pablo Lotero.
Xocolata se unificará con la Boston por lo que ahora la
confitería tendrá 10 locales, aunque serán muchos más en los próximos meses.
Entre marzo y mayo abrirán cuatro tiendas entre Capital Federal y Buenos Aires,
y a partir de allí empezará la expansión. De acuerdo con las proyecciones
abrirán otros 18 nuevos puntos de venta este año. "El proceso de
crecimiento de la marca será orgánico natural o por adquisición de otras
compañías", explicó Lotero y sostuvo que cualquier localidad con más de
100.000 habitantes podrá ser analizada como potencial lugar para instalar la
confitería allí.
Aunque en una primera instancia habían rechazado ofrecer
franquicias, hasta que se hubiese consolidado el crecimiento y tuvieran mayor
control de la marca, los pedidos ya llegaron de lugares tan disimiles como
Japón, Hong Kong, Reino Unidos, México y España (un empresario habría pedido la
licencia para abrir ocho locales en Barcelona) y ahora no descartan aceptar
esas propuestas, siguiendo los pasos de otra marca "made in Mar del
Plata" como Havanna.
La apuesta es tal que de cumplirse las expectativas de los
dueños superaría la velocidad de expansión, por ejemplo, de Starbucks en la
Argentina. El ejemplo sirve para graficar las dimensiones. Desde que se abrió
en 2008 el primer café de la cadena norteamericana en el país hasta la fecha se
instalaron 96 locales. Lotero afirmó que sus planes de desarrollo de la marca
son sólidos y no sólo expresiones de deseo. "Contamos con el
financiamiento para pasar de 10 a 100 locales, lo que implicaría elevar la
cantidad de empleados de los 150 actuales a 10.000", dijo.
El optimismo también se refleja en los números. La
facturación anual de la Boston fue en 2016 de US$ 4 millones y este año los
nuevos dueños esperan cuadruplicar ese monto. Los productos se seguirán
elaborando íntegramente en Mar del Plata. "La Boston tiene una tradición
no sólo de productos, sino de fabricación, conservando una condición artesanal
que queremos llevar a todos lados", señaló Lotero, y agregó que están
iniciando un proceso de industrialización controlada preservando el concepto
original y llevándolo a un proceso congelado.
La Boston tiene otra particularidad: los mozos en promedio
llevan 25 años trabajando en el mismo lugar. Ocho empleados se jubilarán este
año -un elevado número si se tiene en cuenta el total- lo que refleja el
concepto de confitería familiar. Los ex dueños, aunque los números daban en
rojo en los últimos años, siempre se negaron a despedir. "Al punto tal, que
pese a desprenderse de la empresa, en el contrato introdujeron una cláusula
para que se auditen periódicamente la calidad de los productos", sostuvo
una fuente que tuvo acceso al contrato y que pidió que no sea revelado su
nombre. "La Boston era como su casa. Todavía están como en shock",
resumió una fuente allegada a la familia.
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